¿Quieres creatividad?

Ideas clave

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Innovar o morir (un poco de contexto)

Querido lector, futuro navegante:

El mundo cambia cada vez más deprisa. Lo podemos ver en nuestro día a día. Incluso me atrevería a decir que nosotros mismos lo propiciamos, obsesionados, como estamos, con la inmediatez.

En este contexto de volatilidad asumida, es lógico que la innovación se haya convertido en el mantra de los últimos años. Los departamentos de innovación han crecido como setas en las compañías más grandes y en las no tan grandes.

Pero la innovación no se liga exclusivamente al mundo de la empresa. Reinventarse es otro de los términos que escuchamos constantemente, aplicado a personas que quieren tomar otro rumbo profesional.

Es lógico pensar que, cuando hablamos de innovar, en general, hablamos de hacer las cosas de manera diferente. Innovar nos obliga, por tanto, a ser creativos.

¿Cuántas veces hemos oído a alguien decir que yo no soy creativo? ¿Es la creatividad un atributo personal?

¿O es un concepto sobrevalorado, basado en la idea de una creación mágica, puramente inspiracional pero alejada de la realidad?

Muchos autores han trabajado esta última idea. No hay verdadera creación en la acción del ser humano, pues todos nos vemos sometidos a múltiples influencias que condicionan, irremediablemente, lo que hacemos.

Austin Kleon emplea la expresión robar como un artista, refiriéndose a esa idea. El desarrollo humano es, en mayor o menor medida, un remix de ideas de otras personas, tanto en el arte como en las ciencias y el resto de disciplinas.

Sir Isaac Newton decía que si había visto más lejos había sido poniéndose en pie sobre los hombros de gigantes.

Lo que glorificamos como destellos de brillantez, apunta con acierto Erika Hall, son normalmente observaciones astutas sobre el mundo, mejoradas con pensamiento crítico.

Pero fíjate que este planteamiento lo que sí establece, claramente, es una conexión entre innovación, creatividad y conocimiento, que es la que queremos explorar en este post.

Persiguiendo a las musas

No hay algo que sea la originalidad genuina; solo hay distintos grados de solape.

Estas palabras de Adam Alter representan, a la perfección, la realidad de la creación humana.

Sin embargo, nos empeñamos en decir que tal o cual artista es único. Que no hay nada igual. Que lo que ha hecho es completamente diferente a todo lo que existía.

Y, con ello, abrimos los templos dedicados a las musas, las divinidades griegas que traían la inspiración. Solo los elegidos por ellas poseen el don innato de la creatividad.

Esta mentalidad engendra un problema: dado que toda actividad humana requiere de cierta dosis de creatividad, las personas que se auto convencen de que no son creativas se bloquean a sí mismas.

¿Cómo van a emprender, si no son capaces de tener ideas originales?

¿Cómo van a resolver ciertos problemas, si no pueden generar soluciones diferentes?

¿Cómo van a cambiar de trabajo, si no tienen la habilidad para llegar a nuevas conclusiones?

El mito de la originalidad y, vinculado a él, el de la creatividad como cualidad innata, es otra de esas falacias a las que nos hemos acostumbrado y que introducen más obstáculos en nuestro camino. Irreales, como los demás.

Crea aprendiendo

¿Cómo podemos luchar contra ese mito?

Lo primero, entendiendo cómo podemos llegar a la creatividad como resultado de un proceso de aprendizaje.

Lo segundo, estableciendo la forma en que tenemos que abordar ese aprendizaje.

Por último, comprendiendo que las bases de ese modelo las tenemos ya, las hemos desarrollado con anterioridad: están en nuestro PKM.

En definitiva, queremos crear nuestro propio plan de entrenamiento para empezar a sentirnos creativos y terminar siendo realmente creativos.

Sin haber tenido que nacer creativos.

Imagina que has lanzado una propuesta. Puede ser un servicio, puede ser un producto, puede ser un plan de acción, etc.

De forma habitual, tú esperas los resultados de tu propuesta y, en función del feedback que recibes, aplicas tus modelos mentales habituales, tus creencias, tus suposiciones y, con ello, intentas mejorar esa propuesta para procurar que sus resultados se aproximen a lo que quieres conseguir.

Con ello, buscas ganar terreno hacia esos resultados.

Pero haciendo lo mismo de siempre.

Sin embargo, hay otra forma de tratar el feedback recibido.

Imagina ahora que, a la luz de esos resultados, te cuestionas por qué has lanzado la propuesta de esa forma. O por qué a tu producto le has dotado de tal o cual funcionalidad. O por qué tu servicio se desarrolla de una determinada manera.

Estás poniendo en cuestión las bases de esos modelos mentales que has empleado. Vuelves a los principios básicos del tema para intentar encontrar otra aproximación diferente.

Eso, que puede sonar sencillo, es innovar. Y la nueva solución que resulte de ese proceso es una solución creativa.

Por eso, la creatividad es la conclusión de un proceso de aprendizaje. Un proceso no de lazo sencillo, como el que aplicamos normalmente, sino uno de lazo doble, que va mucho más allá.

Porque necesitamos:

  • Poner en duda nuestras presunciones iniciales sobre cómo estamos haciendo las cosas.

  • Ahondar en nuestro conocimiento de esos principios básicos.

  • Arriesgarnos a proponer, exponernos a un feedback mucho más duro por ser atrevidos, por estar cuestionando planteamientos que, quizá, estén muy arraigados.

  • Asumir que ese aprendizaje es una especie de juego en el que nosotros redefinimos las reglas.

  • Contemplar la posibilidad de que no lleguemos al resultado esperado, pero sí a nuevas ideas que pueden alimentar nuevos procesos. Seth Godin nos recuerda que la creatividad es el acto humano mágico de hacer algo que podría no funcionar.

Obviamente, como comentábamos, no podemos aplicar siempre este modelo de aprendizaje de lazo doble. Es una carga cognitiva muchísimo mayor que el lazo simple, que es el que empleamos habitualmente.

Pero existen situaciones, a las que hemos hecho mención antes, que no admiten las soluciones de siempre. Que nos exigen que entremos en este lazo doble.

Y son situaciones que, si nos sentimos poco creativos, es probable que nos bloqueen. Que evitemos abiertamente o que dejemos para otros.

Pero piensa que son, en definitiva, problemas de los que nos gustan, porque requieren soluciones diferentes.

Y, sobre todo, date cuenta de lo siguiente: esto ya lo hemos hecho antes.

Ya hemos bajado a los principios básicos. Ya nos hemos cuestionado la forma en que hacemos las cosas.

Porque la creatividad no es algo mágico y para momentos irrepetibles.

Día a día estás siendo creativo. Sí, tú, el que no tiene imaginación. En mayor o menor medida, lo estás siendo en el momento en que sigues este proceso.

Pero nos falta una cosa: para tener buenas ideas, como decía Linus Palling, lo mejor es tener muchas ideas.

Ah, con la iglesia hemos topado. ¿Y dónde encuentro yo esas ideas?

Veamos…

¿Te suena un repositorio que hemos ido creando de piezas de Lego?

¿Recuerdas que hemos conectado esas piezas para generar otras?

¿Te acuerdas que hemos creado caminos de serendipia de ideas, para que te puedas encontrar con ellas de forma casual?

Tu PKM es la base para ir a nuestro aprendizaje de lazo doble, buscar nuevas ideas, conectarlas en formas diferentes, encontrar los principios básicos y, al final, llegar a ideas innovadoras.

Matt Ridley apunta que la innovación ocurre cuando varias ideas diferentes «tienen sexo».

Tu PKM son tus musas. Es el lugar donde bebe tu creatividad.

Por tanto, ya tienes tu plan:

  • Ante una situación en que necesites ser creativo, plantéatelo como un problema.

  • Ve a los principios básicos. Hazte preguntas diferentes de las habituales. Cuestiona lo que estás haciendo hasta ahora.

  • Busca en tu PKM nuevas ideas. Muévete dentro de él. Deja que las conexiones te lleven solas. No te limites. Puedes encontrar la solución en cualquier lado.

¿Es ahora tan raro y tan asombroso ser creativo?

No lo olvides nunca: la creatividad, nos dice Edward de Bono, es un gran motivador porque hace que las personas se interesen en lo que están haciendo. La creatividad da esperanza de que puede haber una idea que valga la pena. La creatividad da la posibilidad de algún tipo de logro a todos. La creatividad hace la vida más divertida y más interesante.

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