Por qué debes conectar antes de crear

La abundancia de las ideas… (un poco de contexto)

Querido lector, futuro navegante:

Todavía recuerdo la época en que solo había libros y revistas en papel. Además, impresos en imprentas totalmente analógicas, con la complejidad que eso suponía.

No había autoedición. Recuerdo haber ayudado a mi hermano mayor a hacer su tesis doctoral con máquina de escribir y hacer los gráficos con tiralíneas y con Letraset, que era muy avanzado para su época y que, en cambio, estoy convencido de que tú, querido lector milenial, es probable que tengas que mirar en internet para averiguar qué es.

No hace más de 30 años que acceder a artículos o libros científicos era cosa de bibliotecas. El conocimiento estaba extendido, sí, pero no era tan accesible como ahora.

En cambio, cualquier entrada que busquemos en Google nos arroja, ahora mismo, miles de resultados. Hay cientos de blogs, podcasts, canales de YouTube, etc. que nos dan acceso a mucha información interesante. Los libros en formato digital son baratos y los podemos llevar todos en un dispositivo del tamaño de una libreta pequeña.

Lo siento, queridos fabricantes de muebles, pero la época de las librerías de salón está tocando a su fin. ¡Toca reinventarse!

Además, tenemos decenas de aplicaciones que nos permiten tomar notas sobre todo lo que leamos, organizarlas, etiquetarlas, generar vínculos entre ellas e, incluso, con los contenidos a los que estén asociadas.

Tenemos más fácil que nunca acceder a contenidos y generar notas sobre ellos en base a lo que esos contenidos nos sugieran, a nuestras dudas, a su vinculación con otros contenidos, etc.

Y, como hemos comentado en otra ocasión, en el mundo actual, nuestros conocimientos se ven constantemente desafiados, lo que nos obliga, independientemente de la disciplina en que nos movamos, a actualizar y profundizar en nuestra formación de manera constante.

Es decir, que no tenemos más remedio que hacer uso de todo este mundo de información que está a nuestro alcance.

…Y la dificultad de explotarlas

Sin embargo, la exposición a ese universo del conocimiento tiene dos efectos sobre los que parece importante reflexionar:

  • Por una parte, la sensación de que todo está inventado y que, prácticamente, no hay lugar a una supuesta creatividad pura, que genere artefactos (en el estricto sentido de la palabra) partiendo de la nada, lo cual, por otro lado, es bastante absurdo.

  • Por otra, ante la constante presión por la dichosa productividad, la tentación del copia-pega absoluto, tan de moda entre nuestros chavales, a fin de ser capaces de producir en el menor espacio de tiempo posible y, por supuesto, con el mínimo esfuerzo.
     
    Cuando digo absoluto, me refiero al que se limita a combinar bloques de información sin tener criterio de lo que se está haciendo.

Y, como siempre, ante estas encrucijadas, tenemos que tomar posición: ¿qué quiero ofrecer como resultado de mi trabajo a mis clientes o a mi organización? ¿Cómo quiero que se me conozca?

¿Mucho con poco valor? ¿Menos pero novedoso, diferente, trabajado, madurado?

¿Cuánta documentación generas que es solo un copia-pega? ¿Cuánta documentación procede de tus propias notas, es decir, de esa información de base previamente procesada? ¿Cuánta procede de ideas que tú hayas generado?

¿Dónde crees que está el valor? ¿En utilizar bien Google para encontrar información de base o en digerir esa información a la luz de tu conocimiento, tu experiencia y tu propio ingenio?

Si tu respuesta ha sido la segunda, ¿tienes un sistema que te ayude con el procesado de esa información? ¿O, en cambio, se te está haciendo bola solo de leer lo que estoy escribiendo?

Porque suena complicado, ¿verdad? Si estamos en el mundo de la rapidez, de lo cómodo o conveniente y donde eso del conocimiento tiene un tufillo sospechoso a friki, lo de procesar la información puede hacerse un salto al abismo demasiado grande.

Pero en este blog estamos los que habríamos descubierto América. Los que estamos dispuestos a tomar el mando de nuestras vidas y, por ello, a asumir los riesgos y esfuerzos que ello suponga. Sin victimismos. Sin hacer de la seguridad y la comodidad bienes supremos a los que aspirar.

Solo el valor importa

Si has llegado hasta esta vuelta al mundo es porque has explorado conmigo la necesidad de conocimiento, como acabamos de recordar. Reciclarnos constantemente, convertirnos en lifelong learners, crecer en alguna forma de sabiduría es esencial para no estancarnos como profesionales e, igualmente, como personas.

Hemos hablado ya de la necesidad de compilar piezas, componentes de conocimiento, cual si fueran piezas de Lego. Hemos comentado que no basta con acumular, sino que necesitamos procesar, de alguna forma, lo almacenado, para empezar a introducir nuestra experiencia y nuestra inteligencia en aquello que nos llega.

Pero ¿qué hacemos con lo archivado y pre-procesado? ¿Cómo lo podemos emplear? Especialmente, ¿cómo hacemos para que nos ayude, de verdad, en nuestro trabajo?

Cuando digo de verdad me refiero a que nos permita aportar el máximo valor para diferenciarnos, realmente, en lo que producimos.

Pero, a la vez, y esto es muy importante, que nos ayude a ser efectivos, es decir, que esa aportación de valor se consiga con el menor esfuerzo posible y alineada con nuestros objetivos. Que cada pieza que construyamos nos requiera los menores recursos posibles. Que aprovechemos todo el trabajo ya realizado de acumulación y procesado.

Podemos aportar mucho valor construyendo sobre lo que otros hayan creado sin dejar de ser creativos en absoluto. Existe un enorme camino entre lo que se ha hecho ya, lo que han producido otras personas, y todo lo que nosotros podemos hacer.

Pero es imposible hacerlo sin tener esas influencias, sin habernos dejado exponer a esas ideas, sin haber reflexionado sobre las conclusiones de otras personas.

Creo que ningún ser humano, en la historia de la Humanidad, ha partido de cero al crear algo. Si no ha sido por la influencia de otras personas lo ha sido por la propia exposición a la Naturaleza y a las experiencias que ésta nos propone constantemente.

Existe mucho, muchísimo por inventar, no lo dudes, y necesitamos tener los cimientos adecuados para conseguirlo. Pero ninguna casa se construye sin un buen cemento que ligue los bloques. E, igualmente, sin una buena técnica para aplicarlo.

Construir vs crear

Si recuerdas, en nuestra vuelta al mundo anterior comentamos que, al consumir contenidos, era importante que registráramos todas nuestras ideas. Si lo miramos desde la perspectiva que estamos comentando, aparte del valor que tienen esas mismas ideas, es importante registrarlas por lo que tienen de diferente, de innovador.

Ahí está un primer punto de creatividad y tenemos que creer en ella. Puedes pensar que esas mismas ideas ya se le habán ocurrido a otro, seguramente

Pero también es posible que no.

O se le pueden haber ocurrido en un entorno diferente al nuestro. O en una ubicación geográfica diferente, en un idioma diferente, etc., que dificulten que llegue a nuestro propio círculo, tanto profesional como personal.

Pero si esas ideas te siguen pareciendo de valor insuficiente para lo que aspiras, vamos a dar otro paso más: su vinculación entre sí o con ideas de otras personas a las que ya hemos tenido acceso.

Lo que ayuda a un aprendizaje auténtico y útil es conectar una dosis de información a tantos contextos significativos como sea posible, leemos a Sönke Ahrens.

La asociación de ideas es una de las herramientas fundamentales de la creatividad humana. Por ello, favorecerla es dar un paso de gigante para facilitar, a su vez, nuestra capacidad de generar nuevo conocimiento.

Que puede serlo desde muchas perspectivas: porque no existiera antes, porque sí existiera pero aplicado a otros ámbitos, porque hayamos llegado a la misma conclusión desde caminos distintos…

Hay que tener en cuenta que los recuerdos dan lugar a otros recuerdos. Se conectan entre sí y nos permiten traer a la memoria vivencias que, de otra forma, no seríamos capaces de recuperar. Y, al final, se trata de conectar ideas, de unir información entre sí para generar nuevas ideas.

Insisto, y es una idea con la que quiero que te quedes: la creatividad tiene múltiples manifestaciones y no tienen por qué vincularse, en absoluto, a la idea del lienzo en blanco a partir del cual creamos.

De hecho, no existe, realmente, tal lienzo en blanco si te paras a pensarlo, porque todo lo que en él se plasma ha sido inspirado de una forma u otra por cosas ya existentes.

¿Cómo favorecemos la asociación de ideas? Pues es complicado pero, a la vez, sencillo. Aquí voy a contar mi propio sistema, después de darle bastantes vueltas, que es el que me permite proponeros estos posts cada 15 días.

Probablemente, sobre todo a los que hayan trabajado el Zettelkasten que, probablemente, sea uno de los sistemas más trabajados para la conexión de ideas, les parezca muy rudimentario, pero a mí me funciona bastante bien como tercera o cuarta iteración en mi método de trabajo.

¿En qué consiste ese sistema? Pues la idea básica es la siguiente: crear un hilo entre las ideas, para lograr dos cosas:

  • Una, que luego nos sea fácil encontrar ideas vinculadas para, con ellas, construir el resultado de nuestro trabajo, sea un informe, un estudio, un artículo, etc.

  • Dos, que unas nos lleven a otras y generemos esa serendipia de ideas de la que nos habla David Perell, ese encuentro espontáneo con planteamientos que nos puedan ser de utilidad y que hagan que nuestra mente, a su vez, genere sus propias conclusiones.

Ese hilo es la conexión de la que venimos hablando. Una conexión que surgirá al procesar las ideas, al volver sobre lo leído, sobre lo escrito, sobre nuestras propias notas, al empezar a preparar la base argumental de un nuevo trabajo. Y que debemos registrar para que, al igual que las propias notas, no se pierda en la fragilidad de nuestra memoria.

Ahora, la cuestión está en cómo generar ese hilo. Partamos, aquí, de la base de que mi sistema es 100 % digital y basado en Microsoft OneNote (en el que estoy, ahora mismo, escribiendo este borrador de mi post).

Por ello, el desafío a la hora de crear los hilos fue concretar las conexiones entre las distintas piezas para que, al realizar una búsqueda, el mismo sistema me fuera llevando de unas ideas a otras conectadas.

Así, concluí en utilizar dos herramientas fundamentales: las etiquetas y los hipervínculos.

En cuanto a los primeras, parecía lo lógico emplear esas áreas en las que organizamos nuestro PKM (la primera A de nuestro PARA) que, para mí, se pueden asociar a esos contextos significativos de los que habla Ahrens.

Esos contextos sirven de primer nivel de conexión. Es decir, conectamos ideas a partir del contexto (área) al que pertenecen.

A la hora de concretar las etiquetas, no he utilizado el sistema que proporciona, de forma nativa, OneNote, si no que he utilizado:

  • Por una parte, este add-on de GitHub que permite añadir etiquetas a páginas completas y que permite definir tus propias etiquetas.

  • Por otra parte, la propia ubicación de cada idea: la pestaña a la que pertenecen, el título de la página, incluso el título del párrafo en el que se incluyen.
     
    Porque nos empeñamos en que las etiquetas tienen que ser una funcionalidad cuando pueden derivar, simplemente, de la estructura que le demos a los contenidos, es decir, su ubicación dentro de un bloc, de una pestaña, de una página o de un párrafo.

Las etiquetas nos obligan a crear palabras clave vinculadas a nuestras áreas, para generar, a su vez, subáreas que faciliten la clasificación de los contenidos y su vinculación.

Puede haber subáreas que sean relevantes en varios contextos. P.e. el aprendizaje es relevante para la gestión del conocimiento, para el liderazgo o para la mentalidad, utilizando mis propias áreas..

Así, definir las subáreas a través del sistema de etiquetas de OneNote, que intenta ser visual con los iconos pero que, por ello mismo, hace difícil vincularlo a contextos complejos (al menos para mí).

De los hipervínculos, poco que decir. Lo bueno que tienen en OneNote es que puedes vincular páginas, pestañas o, incluso, párrafos, con lo cual puedes ser muy quirúrgico a la hora de tirar del hilo.

Así pues, la generación de valor viene cuando, al procesar lo leído, como vimos, registras los pensamientos y reflexiones a que esos contenidos te conduzcan. Esas ideas las colocas en el lugar adecuado y las etiquetas con sus palabras clave. Y, si se relacionan con otras ideas, las vinculas entre sí con hipervínculos.

Después, cuando inicias la construcción de tus productos de conocimiento, empiezas a tirar del hilo, en el contexto en que estés trabajando, de modo que unas ideas te lleven a otras a través de etiquetas comunes e hipervínculos.

Y ese movimiento entre las distintas páginas, a la vez, te puede poner en contacto con otras notas más laterales que te puedan conducir a nuevas conclusiones.

Tirar del hilo en OneNote se concreta en navegar, utilizar el buscador o la propia herramienta de etiquetado que os propongo.

Esas conclusiones también las registras, las etiquetas y las vinculas para formar nuevos hilos.

Ello crea una trama capaz de enriquecer enormemente tus resultados.

Todo, partiendo de lo acumulado, aprovechándolo para reducir los tiempos de trabajo y, a la vez, para aportar todo el valor de tu experiencia, conocimiento previo y capacidad intelectual, Así, una moderna pieza de trabajo no está creada de cero: se ensambla, como plantea Tiago Forte.

Por cierto, este post está construido a partir de las ideas tomadas en la lectura de todos los citados y muchos más. En efecto, está ensamblado a partir de ellas y de documentar mi propio PKM.

Pero no te apures, que seguro que seguiré cambiando cosas y mejorando a medida que vaya teniendo… nuevas ideas.

Ideas clave

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