Esta newsletter te permitirá reflexionar sobre el contenido de este post.

Y recuerda que esta semana tenemos post nuevo: Un concepto esencial para organizar tu trabajo.

¿Qué te resulta más complicado de hacer preguntas?

¿Encontrar el momento oportuno?

¿Las palabras adecuadas?

¿El tono idóneo?

¿El punto clave por el que preguntar?

¿O superar el miedo a dar sensación de ignorancia?

¿Te has parado a pensar en todos los beneficios de una buena pregunta?

Una de esas que te dejan pensando unos minutos para, al cabo, traerte una idea a la cabeza que te produzca una gran sonrisa.

Las buenas preguntas son regalos de ida y vuelta.

Las buenas preguntas generan fuertes conexiones, como punto de partida de buenas ideas.

Las malas preguntas levantan muros de incomprensión y rechazo.

Cuidado, entonces, con las palabras que elijas y con las intenciones que tengas al preguntar.

Quizá alguna vez una empresa pague a ciertos empleados por generar las preguntas adecuadas.

Aquellas suficientemente concretas como para enfocarnos en los asuntos clave.

Aquellas que muevan a las mejores acciones y a generar grandes ideas.

Aquellas que conecten a todo el equipo.

Juzga a un hombre por sus preguntas y no por sus respuestas.

Voltaire