Esta newsletter te permitirá reflexionar sobre el contenido de este post.

Hay que tender un puente entre tu objetivo y tus acciones diarias.

Ese puente lo construyes semana a semana.

Y mes a mes te aseguras de que es sólido y traza el camino más directo y de menos esfuerzo.

O podrías darte cuenta de que el puente debe ir en otra dirección...

Adapta tus periodos de reflexión a la forma en que veas la vida.

Quizá los meses sean importantes para ti.

O los trimestres.

Quizá necesites trabajar día a día.

O por semanas.

Quizá el año natural marque tus inicios.

O el fiscal.

O las vacaciones.

Busca lo que mejor te encaje.

Si te paras a pensar cada poco, no puedes detenerte mucho tiempo.

Tienes que resolver rápidamente.

Pero si lo haces tras mucho tiempo, serán muchas las cosas por revisar.

Necesitas hacerlo con calma y pudiendo valorarlas todas.

Así puedes adaptar cada reflexión a tu ritmo.

En un mundo móvil, los contextos cada vez te van a condicionar menos.

Por ello, el criterio máximo de priorización deben ser tus objetivos.

Siempre presentes.

Siempre conectados con tu día a día.

Y siempre, marcando lo que debes asegurarte que quede hecho cada jornada.

Es necesario alternar la reflexión y la acción, que se completan y corrigen la una con la otra. También para avanzar se necesitan las dos piernas: la acción y la reflexión.

Antoni Gaudí