Divide y vencerás.
Vale también para tus problemas. Cuantas más partes, menos variables implicadas y, por tanto, soluciones más simples.
Tómate el tiempo necesario para dividir un problema en sus partes más simples y acomételas una a una. |
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Busca esa variable clave. Ese parámetro que marque la diferencia en todo el proceso.
Esa variable te conducirá a la solución más simple y, a la vez, a la que puede resultar más eficaz.
Pero llegar a ella te exigirá, como siempre, tiempo y análisis inicial, no correr y actuar. |
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¿Qué solución buscamos para los problemas complejos?
¿La "cosmética" que parezca haber resuelto el problema y nos deje tranquilos?
¿O la que, con los menos recursos posibles, le da solución definitiva?
El modo en que resuelves los problemas es imagen de tu profesionalidad. |
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La rapidez en la resolución de un problema no es sinónima de eficacia. En general, es todo lo contrario.
Podemos parecer más hábiles, más inteligentes, más experimentados si proponemos rápidamente una solución.
Pero, ¿en qué queda todo eso si luego la solución no funciona? |
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No pidas menos problemas, desarrolla más habilidades, los problemas nunca desaparecen.
Jim Rohn |
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