El tiempo es el mismo para todos. Es tu capacidad de extraer el máximo de cada instante lo que lo hace diferente.

Si quieres disfrutar más y hacer más con ese tiempo es imprescindible hacer lo necesario para centrarte en él.

La concentración no es opcional para vivir al máximo.

Pensamos que la concentración es una especie de don.

Para nada: se trata de una capacidad más que podemos trabajar.

Y, si quieres crecer, no te quepa duda de que es una capacidad prioritaria: es la que te ofrece el tiempo necesario para construir todas las demás.

La concentración debe ser un hábito más, porque lo son las distracciones.

Inundan nuestro día a día y, además, tendemos a generarnos cada vez más. Mucha gente espera que nos distraigamos.

Por eso, la concentración no es cosa de un momento puntual, sino un entrenamiento diario.

La vida está llena de distracciones, igual que está llena de belleza.

Nuestro cerebro está diseñado para captarlas y dirigir a ellas su atención por si suponen un peligro.

Pero está en nuestra mano no echar más leña al fuego.

Ya sabes, nuestra querida tecnología...

Aquellos que peor utilizan su tiempo son los primeros en quejarse de su falta.

Jean de la Bruyère