¿Otra vez sin avanzar?

¿De nuevo sin llegar a donde querías?

¿Qué he hecho mal?

¿En qué me he equivocado?

Espera...

Quizá es mejor que te preguntes qué tenías que haber dejado de hacer.

O qué tenías que haber hecho de otra manera.

¿Tienes un buen sistema de trabajo?

¿Revisas tus tareas y tienes claro que están vinculadas a tus objetivos?

¿Has definido correctamente tus objetivos y sabes cuándo los alcanzas?

¿No?

Pues entonces no te culpes de nada más que de no haberlo trabajado suficiente.

¿Has pensado de verdad en lo que te motiva?

¿O solo en lo que te apetece?

¿Has pensado en lo que te da fuerza?

¿O solo en lo que te da satisfacción inmediata?

¿Has pensado en por qué te levantas todos los días?

¿O solo lo haces por inercia sin pensar?

¿Dedicas todas las semanas un rato a pensar? Simplemente a reflexionar sobre ti, sobre cómo eres, sobre lo que haces o lo que no haces.

¿Por qué no?

¿Cuántas veces has pensado en el trabajo?

¿O en las redes sociales?

¿O en tus finanzas?

¿Y todo eso es más importante que tú mismo?

La vida no permite mayor placer que el de superar las dificultades, pasando de un pequeño éxito a otro pequeño éxito, creando nuevos deseos y viéndolos cumplir.

Dr. Samuel Johnson