La profecía autocumplida de nuestro talento o nuestra torpeza. Si nos juzgamos torpes, lo más fácil es que nos comportemos como tales y llevemos a nuestro entorno a valorarnos de esa manera.

Pero ¿qué es primero? ¿Nuestra torpeza o nuestro comportamiento torpe?

¿Es posible darle la vuelta?

Perseguimos la seguridad. Eliminar la incertidumbre. Tener todo bajo control.

¿Podemos conseguir esa meta?

En cambio, ¿cuánto nos esforzamos por controlarnos a nosotros mismos: nuestras reacciones, nuestra forma de actuar?

¿No será más factible tener control sobre nosotros mismos?

Nadie que haya conseguido un impacto relevante ha seguido la mentalidad dominante.

Nadie que siga las modas puede ser, realmente, libre.

La cultura de demonizar el fracaso no la comparte ninguno de los grandes éxitos de nuestro tiempo.

¿Te vas dejar llevar por ella?

Al enfrentar un éxito, en lugar de verlo como una consecuencia natural de tu talento es mejor considerarlo el resultado de tu método de trabajo, de tu esfuerzo y de tu determinación.

De esta forma, cuando las cosas se tuerzan, simplemente tienes que seguir esforzándote en mejorar ese método de trabajo.

The major factor in whether people achieve expertise is not some fixed prior ability, but purposeful engagement.

Robert Sternberg