Cuando terminamos el año es momento de preguntas.
¿Soy un poco mejor que el año pasado?
¿En qué? ¿Para qué?
¿He tenido que renunciar a algo para ello?
El final de año no es el momento de rendirse.
Puede ser, sin embargo, el de pivotar.
El de reconsiderar si el camino es el adecuado.
El de buscar alternativas mejores.
También conviene reflexionar sobre los porqués.
¿Sigo un camino que me motive e ilusione?
¿Es mi camino o es el de otros?
¿He hecho todo lo posible por seguir ese camino?
Solemos mirar cada año como un periodo de tiempo casi aislado.
Sin embargo, debemos considerarlos parte de un viaje: tu vida.
¿Cómo has enlazado tu pasado con lo que has hecho este año?
¿Cómo piensas aprovecharlo para lograr el futuro que quieres?
Tener visión no basta; ha de estar combinada con el arrojo. No es suficiente con mirar fijamente los escalones; tenemos que subir por las escaleras.
Vaclav Havel