El cable enredado
Querido lector, futuro navegante:
Retomamos la ruta tras esa pequeña parada. Pero no nos olvidamos de ella, pues si en el post anterior hablábamos de nuestra conversación interior, hoy nos vamos a seguir buscando las cosquillas con otras rutinas, pero ahora más enfocados a la acción.
Si recordáis, en nuestro primer post sobre este fascinante mundo de los hábitos habíamos elaborado nuestra propia lista. Además, los habíamos valorado en relación con nuestros objetivos, para ver cuáles nos parecían más acuciantes a la hora de empezar a trabajarlos.
Sin embargo, al hacer tu lista habrás apreciado, probablemente, una cuestión muy importante y que quizá te haya preocupado: los hábitos no están aislados, sino interconectados entre sí. Como nos dice Horace Mann, el hábito es un cable; tejemos un hilo todos los días y, por fin, no podemos romperlo.
Si siempre que tengo que hablar en público me pongo nervioso, es fácil que acabe fumando para intentar calmar ese nerviosismo. Si estando nervioso tengo que hablar con un compañero del trabajo, es fácil que pueda darle una mala contestación. Si le doy una mala contestación, es fácil que, después, me sienta culpable.
Es decir, que existen concatenaciones de hábitos en los que la respuesta de uno sirve de señal o disparador del siguiente.
Piensa en el cable de unos auriculares enredado: muchas veces nos ponemos a darle vueltas, a intentar por aquí o por allá desenredarlo, pero hasta que no damos con un punto en el que podamos tirar de un extremo, no vamos a ser capaces de desentrañar el embrollo.
Pero, yendo todavía más allá, como al guardarlo la siguiente vez lo volvamos a enrollar en lugar de doblarlo como hacen los marinos, volveremos a tener el cable enredado.
Esta metáfora nos lleva a algunas cuestiones importantes a tener en cuenta con los hábitos:
Es el caso del cable enredado: tenemos que buscar el motivo que nos lleva a que el cable se nos enrede una y otra vez, no solo encontrar ese extremo del que tirar.
Esos hábitos raiz son los que Charles Duhigg llama hábitos clave. Para él, los hábitos clave detonan procesos que, con el tiempo, lo transforman todo. Extienden su efecto más allá del propio hábito.
Por tanto, en nuestra maraña de hábitos es esencial encontrar conexiones y perseguir los hábitos clave, los que van a estar detrás de otros y nos van a dar la llave para una fuerte transformación de nuestro sistema de rutinas.
No es fácil fijar el rumbo cuando hay tormenta
Encontrar los hábitos clave es fundamental por varios motivos:
Todo se trata, por tanto, de tirar del hilo de nuestros hábitos hasta llegar a sus causas. Como decía Benjamin Franklin, es más fácil prevenir los malos hábitos que romperlos. Dirijámonos a las raíces y no a las consecuencias.
Es, además, una excelente práctica que aplicaremos mucho como problem solvers.
Ya que me pongo…
Dado que seguro que tenemos ya ganas de empezar a trabajar nuestros hábitos, tenemos ese ansía viva de mejorar, parece obvio que nuestro objetivo hoy es encontrar las pistas para definir el proyecto de mejora de hábitos idóneo. ¿En qué sentido?
Por un lado, no podemos olvidar los hábitos que identificamos en nuestro trabajo anterior. Recordad que eran aquellos que más nos afectaban a nuestros objetivos, a nuestra estrella polar. En absoluto los dejamos de lado al encontrar los hábitos clave.
Pero, precisamente, lo que tenemos que buscar son los hábitos clave de esos que ya hemos identificado como importantes. Es decir, se trata de no quedarnos en la superficie, sino profundizar en lo que hay detrás de ellos.
Por ejemplo, yo tengo que mejorar mis hábitos de relación con los demás. Pero tengo que buscar qué hábitos hay que me puedan impulsar: algunas ideas podrían ser mejorar mis hábitos de escucha, crearme hábitos de hacer llamadas a amigos o personas con las que no hable con frecuencia, etc.
Piensa, como otro ejemplo, que dudar de que somos capaces de algo es un hábito y de los peores, por la influencia que tiene en el resto.
Tengo que crear un proyecto que me genere una buena base sobre la que trabajar lo demás, pero teniendo el objetivo final de esos hábitos que sé que me sobran o me faltan para tomar el camino adecuado hacia mis metas.
Una vez más, si os dais cuenta, lo que buscamos es conocernos de verdad. Resulta realmente enriquecedora esa búsqueda, dentro de nosotros mismos, de fuentes en las que encontrar las mejores soluciones. Comprobarás que es sorprendente lo que encontramos en esa inmersión.
¿Te has encontrado alguna vez con alguna razón inesperada sobre ti mismo, una razón que no podías imaginar que estaba ahí y que, de repente, surge y trae una claridad asombrosa?
Siempre es bueno tener un mapa
Vamos a partir, como es lógico, de esa primera lista de hábitos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, que preparamos en el primer post de este área. En ella habíamos señalado aquellos que veíamos que más influían en nuestros objetivos.
Ahora tenemos que dar, conforme a lo comentado a lo largo del post, un segundo paso: conectar entre sí los hábitos de mi lista.
Para hacer este ejercicio, te propongo el siguiente proceso:
Si vamos haciendo este ejercicio con todos los hábitos de nuestra lista, generaremos nuestro mapa de hábitos, con un buen número de conexiones. Algunas cosas importantes:
Este ejercicio siempre proporciona resultados sorprendentes y valiosos. Además, trabajar la conexión entre hábitos nos va a ser muy útil para descomponer comportamientos complejos en conjuntos de actitudes elementales y más sencillas de incorporar a nuestras rutinas, cuando empecemos a trabajar con cada uno de ellos.
¿Qué pasa si quiero añadir nuevos hábitos que no están en mi lista y, por tanto, que no puedo conectar? Para ello, te propongo que trabajes de la siguiente manera:
Si me permites, no querría cerrar este bloque sin recomendarte algunos de los hábitos que, en mi experiencia de viejuno, son fundamentales para nuestras carreras profesionales. Que sirva de introducción a posts posteriores en los que hablaremos con calma de ellos:
Mucho que aprender, ¿verdad? Puede parecer abrumador pero, realmente, ¡es fascinante!
Ideas clave
- Los hábitos suelen estar conectados entre sí, no funcionan de forma aislada.
- Existen hábitos clave que afectan a muchos otros y que, actuando sobre ellos, producen fuertes transformaciones.
- Necesitamos localizar nuestros hábitos clave por ser los más adecuados a la hora de conseguir mejorar nuestro sistema de hábitos con el menor esfuerzo posible, sentando buenas bases para todo el trabajo que hagamos.
- Detectar los hábitos clave asociados a los hábitos que influyan en nuestros objetivos nos permite construir el proyecto de mejora más efectivo.
- Crear un mapa de hábitos, en el que mostremos las conexiones entre ellos, es el método más fructífero para detectar aquellos que tengan más conexiones, que serán los que identifiquemos como claves, y aquellos enlazados con los que afecten a nuestros objetivos.
- Siempre tenemos que identificar esos hábitos raíz de los que afecten a nuestra capacidad de alcanzar nuestras metas y empezar por ellos nuestro trabajo de mejora.
- Este ejercicio proporciona grandes beneficios, pues genera multitud de ideas y nos permite conocernos un poco mejor.