La efectividad no es una tarea. No es algo añadido.

La efectividad es una filosofía de trabajo, de vida.

Con ella creemos que el tiempo inútil es tiempo perdido.

Y la vida es demasiado corta para perder ni un segundo.

La efectividad es una forma de aprovechar la vida.

La efectividad suele estar reñida con las prisas.

Si corres, no controlas, con lo que es fácil que es que estés haciendo cosas de poco valor o en el momento incorrecto.

La efectividad viene de planificar constantemente, que nos pare y nos haga pensar.

Es definir el trabajo a cada paso.

Para ser efectivo tienes que saber qué estás haciendo en cada momento.

Trabajar por inercia nunca es efectivo.

Trabajar de forma reactiva a las peticiones de otros no es efectivo.

Efectividad es control y consciencia continuada de en qué empleamos el tiempo.

Si tienes dudas de qué hacer primero, piensa en tus objetivos.

Si no lo haces, alguien pensará en los suyos y aprovechará tu tiempo para cumplirlos.

O, peor aún, se desperdiciará tu tiempo para nada.

Tu compromiso contigo mismo debe ser tu máxima prioridad.

No hay una estructura inherente al trabajo. El trabajo no tiene una unidad inherente. Creamos unidades, pero nada de eso es inherente a la estructura del trabajo.

Tiago Forte