Modificando nuestros hábitos cambiamos nuestra programación cerebral. Ante un estímulo, reaccionamos de una manera determinada.

Así, al modelar nuestros hábitos tomamos el control sobre nuestras reacciones: el 60 % de nuestras acciones.

¿Ves la importancia de manejar tus hábitos?

Una sola gota de agua no produce apenas efecto. Pero muchas gotas muchas veces acaban erosionando la piedra.

Nuestros malos hábitos son las piedras. Nuestra identidad, el agua. Nuestra determinación, la persistencia con que el agua golpea.

Pero solo hace falta una gota cada vez.

Los hábitos nos ayudan para bien… o para mal. Si dejamos que se cuelen respuestas negativas, limitantes, drenantes de energía nuestro cerebro se convertirá en nuestro enemigo.

Trabajar los hábitos no solo sirve para avanzar sino, sobre todo, para no retroceder.

La resistencia al avance es mayor cuando un cuerpo está parado que cuando está en movimiento.

Los cuerpos en movimiento tienden a continuar en ese estado en ausencia de otras fuerzas (1ª ley de Newton).

Da el primer paso. Toma inercia. Todo se hará más fácil. Es física pura.

Cuando uno invierte muchas horas en una determinada actividad, su habilidad para llevarla a cabo sale muy beneficiada.

Pau Gasol